Galería oficial del artista Toni Bennasar Llull
Castellers plaça de Sa Bassa
Castellers plaça de Sa Bassa
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La elección de la sanguina como técnica es particularmente significativa, ya que este medio no solo permite una rica gama de tonos rojizos, sino que también aporta una textura y profundidad que pueden transmitir emociones complejas.
La representación de la plaza repleta de personas y los castellers construyendo una pila humana es un tema que resuena con la tradición y la cultura local. Los castellers, con su simbolismo de unidad y esfuerzo colectivo, se convierten en el foco de la obra, y su representación en movimiento es fascinante. La técnica de la sanguina, con su capacidad para resaltar las formas y las sombras, da vida y crea la tensión emoción del momento, haciendo que el espectador sienta la energía de la escena.
El color rojizo que emana un aire melancólico sugiere una reflexión sobre el paso del tiempo y la conexión entre el pasado y el presente. Este matiz melancólico puede invitar al espectador a contemplar no solo la tradición de los castellers, sino también la historia de la plaza y de la comunidad que la rodea. La obra parece trascender el mero acto de representación, convirtiéndose en un comentario sobre la continuidad de la cultura y la memoria colectiva.
El gran edificio de Sa Bassa, que se impone al fondo, podría interpretarse como un símbolo de la historia y la permanencia en contraste con la fugacidad de la vida humana. Su presencia dominante puede sugerir que, aunque las personas y los eventos cambian, hay elementos de la historia que permanecen y observan el transcurrir del tiempo.
Las figuras definidas con lápiz sanguina, aportan una poética vibrante a la obra. La forma en que se representan los movimientos y las posiciones de los castellers puede reflejar no solo la destreza física requerida para formar la torre humana, sino también la emoción y la pasión que subyacen en esta tradición. La atención al detalle en las expresiones y en la interacción entre los individuos puede hacer que el espectador se sienta parte de la escena, invitándolo a experimentar la energía y la camaradería que caracterizan a los castellers.
En resumen, la obra es una rica exploración de la cultura, la tradición y la memoria, utilizando la técnica de la sanguina para crear una atmósfera melancólica y vibrante. La combinación de la representación de un evento comunitario con la historia arquitectónica de Sa Bassa ofrece una reflexión profunda sobre la identidad colectiva y la continuidad del legado cultural.
Esta obra no solo es un homenaje a los castellers, sino también una celebración de la vida en comunidad y de las tradiciones que nos unen a lo largo del tiempo.
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